Empecé a escribir “El payaso que hay en ti” después de pasar casi un año escuchando una voz irritante en mi cabeza diciendo: “Los payasos tienen que escribir libros sobre su arte – tenemos mucha información fantástica (e importante) para compartir. Grandes historias que contar, hay necesidad de más material didáctico, alguien realmente debe hacer el esfuerzo “. Finalmente me di cuenta. “Ok, ok, voy a escribir el libro, lo haré… si eso consigue callarte!” Sí, a veces dialogar con mi propia locura o, como prefiero llamarlo, con mi corazón temerario. Soy una payasa profesional, después de todo, hago muchas cosas extrañas. Yo también soy propensa a lanzarme a aventuras creativas sólo por la diversión. Hice lo mismo con este libro, me lance sin red.

A lo largo de mis años de entrenamiento, actuación y enseñanza fui tomando notas sin pausa. Escribí infinidad de cuadernos con ideas y experiencias que había tenido con payasos y payaseando. Siempre me pareció interesante anotar todo, no sólo para poder seguir aprendiendo de mis notas o revivir momentos payasescos increíbles, sino también porque me encanta jugar con las palabras. La escritura no es tan diferente de las artes del circo… ¡hay ciertas similitudes con hacer malabarismos, caminar sobre el cable o volar por el aire!

Lo primero que hice, por lo tanto, fue sacar mis viejos cuadernos y volver a leer todo. Sin embargo, aunque las anécdotas, ejercicios, citas y similares, eran fascinantes, pero ¡había tantas notas aparentemente desconectadas! Me sentí como si estuviera de pie frente a un gigantesco plato de espaguetis. Tenía delante de mí una enorme y desbordante masa de información, pero ¿qué iba a hacer con todo eso? Afortunadamente, la vida pronto le dió la vuelta en mi cabeza. Me invitaron a México a impartir una serie de cursos de payaso con mi marido. A la llegada tuve un fuerte jet lag y me desperté antes del amanecer todos los días con nada mejor que hacer que usar el tiempo para crear una estructura para el libro.

Mis estudiantes mexicanos me dieron muchas de las ideas que necesitaba. Las preguntas que nos hicieron sobre los payasos y la técnica del payaso, sobre cómo mejorar sus improvisaciones, perfeccionar su humor y jugar más exitosamente en el escenario me ayudaron a identificar todos los capítulos principales y algunas secciones. El problema fue que descubrí que también yo misma tenía muchas preguntas. ¿Por qué los payasos eran graciosos? ¿Cuáles eran los elementos esenciales para la comedia? ¿Por qué las instrucciones que dabamos funcionaban? ¿Qué hicieron los estudiantes exitosos en sus improvisaciones? ¿Por qué nos reímos? ¿Cómo podemos fortalecer nuestro sentido del humor? ¿Cuál es la filosofía básica del payaso? ¿Qué desafíos psicológicos enfrentan? Estos, para mí, eran puntos importantes para investigar e incluir como contenido. (Después de todo escribí el libro que quería leer!)

Se me hizo obvio que sólo tenía la mitad de la información que quería, sabía que tendría que llevar a cabo una investigación exhaustiva de mi arte y sus artistas para llegar al fondo de todos estos misterios. Empecé en varios frentes. El lugar más obvio para empezar era en las clases regulares de payaso que imparto. Empecé a experimentar continuamente con nuevos ejercicios, con las instrucciones que usaba y la retroalimentación que les daba a mis alumnos. También comencé a prestar más atención a lo que los estudiantes necesitaban y a la forma en que respondieron a los diferentes temas de los payasos. Observé los problemas y los bloqueos que algunos de ellos encontraron y señalé cuales eran las maneras más comunes o exitosas de confrontarlos y superarlos. Me convertí en una estudiante de mis estudiantes, aprendiendo de ellos. Los entrevisté, pidiéndoles que me dieran sus opiniones o me dijeran lo que pensaban que era el payaso, y presté atención a sus ingeniosas improvisaciones a menudo hilarantes.

Mi investigación también me llevó a realizar una serie de entrevistas con payasos profesionales amigos que tenían tantos años de experiencia como yo, si no más. Pronto descubrí que, aunque los payasos profesionales no escriban libros sobre eso, les encanta hablar sobre su arte. Además, todos están más que dispuestos a compartir sus conocimientos y experiencia con quienquiera que esté interesado. Les pregunté por qué eran payasos, dónde obtuvieron su inspiración, qué les motivó a continuar en la profesión y lo que habían aprendido durante sus muchos años de actuación por el mundo. Me contaron sus historias e hicieron chistes sobre los momentos cruciales de sus carreras. Me maravillaba las diferentes perspectivas sobre el payaso que teníamos y con las que nos reímos con ganas. Esa es la gran cosa sobre la investigación de clown: no sólo es interesante, también es… ¡muy entretenido!

La tercera área de investigación, que coincidía con las otras dos en interés y disfrute, la emprendí en mi vida cotidiana. Tengo la suerte de vivir con dos payasos; Mi marido, Alex, y mi hija, Amara. Alex es un profesional hilarante, pero mi hija me ha hecho reír desde que nació. Ambos han hecho contribuciones importantes al libro. Alex me apoyó y me ayudó durante todo el proceso creativo. Leyó mis textos, compartió sus ideas, me pasó información que podía resultar útil, debatió principios del payaso conmigo, me acompañó a ver espectáculos de payaso y, por supuesto, creó conmigo la pedagogía payaso que es la columna vertebral de el libro. Amara, por otro lado, me dio muchas pistas para seguir adelante, especialmente para los dos capítulos sobre el juego. He utilizado en el libro algunas de las cosas maravillosas que ella dijo o hizo cuando era un niña pequeña, pero tengo muchas más … ¡Tendré que escribir una secuela!

Pero antes de iniciar la siguiente aventura sobre el payaso, voy a aprovechar esta oportunidad para animarte a llevar este libro a casa contigo. Espero sinceramente que disfrutes leyendo sobre mis descubrimientos y los encuentres útiles e inspiradores. También espero que te anime a hacerte feliz haciendo felices a los demás.

¡Encuentra al payaso en ti y nunca lo pierdas de vista nuevamente!