Caroline no fue solo la docente del curso de clown de este festival. No. Fue una guía, una inspiración brutal para todas las personas que se atrevieron a dar ese paso de ponerse en juego, de mirar hacia dentro y hacia fuera a través de la mirada del clown. Fue esa mano tendida en el momento exacto. Ese espejo limpio y sincero donde cada quien pudo verse con verdad.
Porque Caroline no enseña solo técnica. Caroline enseña a mirarse sin juicio, a reírse de lo que somos, a aceptar nuestras torpezas como oro puro. Tiene ese don tan raro de hacerte sentir seguro en la vulnerabilidad. De empujarte justo cuando hace falta, pero siempre con una dulzura que emociona. Tiene ese algo invisible que toca lo esencial, que abre puertas que teníamos cerradas sin saberlo.
Cada clase fue un viaje, una montaña rusa de emociones, y un espejo donde cada alumno pudo verse, por fin, tal y como es: suficiente, auténtico, valiente. Un espacio seguro donde equivocarse era un tesoro y donde reír era un acto de libertad.
Comentario de los fundadores de la Escola Galega de Clowns (Jouse García y Paula Pato) sobre el taller de Caroline Dream